La marca de certificación C2C es un concepto desarrollado por los arquitecos William McDonough y Michael Braungart, y evaluado por el Instituto Científico Alemán Agencia de protección del Medioambiente (EPEA).
El enfoque C2C difiere del de los ecologistas tradicionales y no aspira a reducir el consumo, sino a promover un concepto nuevo de industria en la que todo pueda reutilizarse, ya sea que el producto vuelva a la tierra en tanto que nutriente y biológico no tóxico, o vuelva a la industria en tanto que nutriente técnico que pueda ser reciclado una y otra vez.
El paradigma de diseño Cradle to Cradle (C2C) nos ha enseñado que la mejor forma de ser sostenibles es imitar a la naturaleza, donde el residuo de un sistema se convierte en nutriente para otro. Nada se desperdicia. Nada es un residuo.
Según este modelo basado en la economía circular, todo puede diseñarse para desmontarse después y retornar a la tierra (nutriente biológico), o reutilizarse como material de alta calidad en nuevos productos como (nutriente técnico). Un proceso de ciclabilidad continuo.
El actual sistema lineal de la economía (extraer, fabricar, utilizar, tirar) ha alcanzado sus límites debido al agotamiento de los recursos y de las materias primas. Mientras que ese modelo genera residuos en todas las etapas productivas, la economía circular defiende un sistema industrial regenerador, inspirado en la naturaleza, que utilice materiales sostenibles y aproveche todo lo que produce en un ciclo circular indefinido.
Principios Cradle to Cradle
Este concepto surge en 2002 como respuesta a la insostenibilidad del modelo tradicional de producción. En el libro Cradle to Cradle: rediseñando la forma en que hacemos las cosas, Michael Braungart y Willian McDonough lanzan una innovadora propuesta a la industria, basada en tres principios:
- Entender los residuos como si fueran nutrientes: reintroducir los productos que ya no cumplen su funcionalidad inicial al circuito económico.
- Usar energías limpias y renovables.
- Fomentar la diversidad: diseñar los productos teniendo en cuenta las características biológicas, sociales y culturales del lugar al que van destinados.
Ya no se trata de minimizar el daño al final del ciclo, reciclando los productos sin una estrategia previa establecida. No podemos seguir fabricando productos pensando en un solo ciclo de uso y desecharlos después, o reciclarlos con una pérdida sustancial de calidad o con procesos complicados (infraciclar).
Lo que propone este nuevo paradigma es reformular el modelo y atajar los problemas desde el principio, desde su concepción. Esto implica diseñarlos teniendo en cuenta la mejor manera de reutilizarlos para aprovechar al máximo sus características (supraciclar).
Cradle to Cradle Certified™ es un estándar de calidad reconocido globalmente que gestiona el Cradle to Cradle Products Innovation Institut (C2CPII), una entidad independiente y sin ánimo de lucro. La certificación evalúa productos de acuerdo a criterios de economía circular, como son el perfil de salubridad, el potencial de ciclabilidad o el uso de energías renovables.